El arte es eterno; las formas, efímeras.
«Melancolía: Simetría y el caos» es un retrato a lápiz cautivador que encapsula la dualidad humana. La obra presenta a una figura solitaria, sus ojos parecen perdidos en un mar de pensamientos sombríos, representando la melancolía. Sin embargo, la belleza radica en el caos meticulosamente organizado que rodea a la figura: líneas y sombras entrecruzadas que simbolizan el desorden mental, pero dispuestas con una simetría impresionante. Esta yuxtaposición de caos y simetría es una metáfora visual del equilibrio precario entre la tristeza y la esperanza, y cómo ambas coexisten en la experiencia humana, dando sentido a su título.
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